domingo, 21 de junio de 2009

ANDRÉS AZIANI
TÚ NO HAS MUERTO… PORQUE LATES EN NOSOTROS

Hace un año
elevaste el vuelo
hacia el lugar sagrado,
que ganaste en nuestro suelo.

Aún resuenan en mi alma las últimas palabras que escuché de su gentil persona, unos meses antes de su partida en uno de los corredores de la universidad Champagnat. Me resisto a creer que ya no está entre nosotros, porque fue uno de los maestros que más ha marcado mi vida.

El día que me gradué, se acercó hasta mí y me recordó que “en el Perú también se necesitan voluntarios, solo te lo recuerdo,” dijo y me sonrió. Sabía que mi viaje a Bolivia estaba próximo, me iba a trabajar en una misión; de donde retorné creo, por las sabias palabras de este gran amigo.

Andrés Aziani nació en Abbiategrasso, provincia de Milán, Italia, el 16 de enero de 1953. El miércoles 30 de julio del año 2008, dejó este mundo, a la edad de 55 años. Le caracterizaron su inteligencia, su pasión por la enseñanza, su vocación de servicio y su humildad.

Desde que fue alumno de la Facultad de Filosofía en la Universidad de Milán, en 1972, estuvo estrechamente ligado a Comunión y Liberación, asistió a su nacimiento y participó activamente en el movimiento, convirtiéndose en un importante líder.

Sin embargo, para sorpresa de todos sus amigos, condiscípulos y maestros, cuando se graduó, no optó ni por la política, ni por la realización profesional, sino decidió seguir el llamado del Señor como laico consagrado.

Durante esos tiempos difíciles, el fascismo italiano arremetió duro y sin piedad, contra aquellos que no comulgaban con él. Odio y represión tuvo que soportar Andrés Aziani, porque era, junto con su grupo de Comunión y Liberación, uno de los pocos que tenían una identidad cristiana en medio del caos y la persecución, y porque por principio se oponía abiertamente al régimen dictatorial.

No solo él o sus amigos, a los que se los consideró “fundamentalistas”, padecieron las represiones del sistema político; su familia también sufrió los tentáculos crueles del fascismo, su abuelo Emanuele Samek Lodovici, fue hostigado por el fascismo, por pertenecer al Partido Popular y por su ascendencia judía.

Ese fue el escenario en el cual Aziani se formó profesional y humanamente, y en el cual se unió en el Memores Domini, un grupo de laicos consagrados de Comunión y Liberación. Sabe Dios si estos acontecimientos adversos fueron los que le llevaron a decidirse por estar junto a los más pobres y servirles con disposición de santo.

En 1989, a los 36 años, logró por fin, que lo enviaran al Perú a una de las misiones de Comunión y Liberación. Inició su misión enseñando en las universidades San Martín de Porres y Marcelino Champagnat, influenció en muchas vidas de sus jóvenes discípulos, marcándolos positivamente por el resto de sus vidas. Posteriormente, con algunos amigos y con el apoyo de la diócesis de Carabayllo, fundó la universidad Católica Sedes Sapientae, asiento de la sabiduría, una universidad que busca acoger a miles de estudiantes de bajos recursos del Cono Norte de Lima.

Numerosos ex alumnos y alumnos universitarios maristas, nos cuentan sobre el impacto de la enseñanza de Aziani en sus vidas. Tuve la oportunidad de conocerlo de cerca. Asistí, el año 1994, a varias reuniones de Comunión y Liberación. Lo que más recuerdo de él es su ternura y su entrega al hacer las cosas.

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